Ilustres como Edison, Leonardo da Vinci o Einstein sufrieron trastornos del neurodesarrollo
Intervienen tanto factores biológicos y genéticos como factores psicosociales
La charla sobre el TDAH del Hospital Nisa Rey Don Jaime despertó el interés de padres y profesionales. E. TORRES
Eminencias como Thomas Alva Edison, Leonardo da Vinci o Albert Einstein padecieron trastornos del neurodesarrollo, de los que el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, conocido de forma abreviada como TDAH y que afecta a cerca de un siete por ciento de la población infantil, es el más conocido pero no el único. De hecho, sus síntomas se entremezclan con los del Trastorno de la Comunicación (TC) o el Trastorno del Espectro Autista (TEA), entre otros, y complica un diagnóstico que «cuanto antes se realice, mejor». Es uno de los mensajes que lanzó Clara Andrés en la charla ofrecida ayer en el Hospital Nisa Rey Don Jaime.
Esta doctora en Psicopedagogía Evolutiva y profesora de la Universidad Jaume I explicó cuáles son los signos de alerta de estos trastornos del neurodesarrollo, que «comienzan en la infancia» y suponen «una alteración o retraso en el desarrollo del sistema nervioso central». Para empezar, la doctora Andrés aclaró que «no todos los niños diagnosticados de TDAH son hiperactivos». Los síntomas que pueden alertar de la existencia del trastorno son «inatención, impulsividad y mucha movilidad».
Problemas de comunicación o apego
Ya antes de los tres años se pueden apreciar estos signos de alerta, que, en el caso del TDAH, son agresividad, intolerancia a los cambios, mucha actividad motora, escasa percepción del peligro, demanda de atención, problemas para dormir... En el caso del TEA se puede percibir cuando «no responden a una llamada, no se alegran de ver a los padres, tardan en contestar a su nombre o en hablar, hacen movimientos repetitivos o miradas extrañas o reaccionan de forma desproporcionada a ciertos estímulos». Una vez ya escolarizados pueden tener problemas de comunicación, de interacción social o un apego exagerado por un objeto.
Los trastornos de la comunicación son los que afectan a niños con problemas para hablar, expresarse y comprender y los síntomas más tempranos son el retraso a la hora de empezar a hablar, un vocabulario pobre o frases muy cortas.
A la hora de buscar soluciones hay que acudir al pediatra, en caso de niños que no estén todavía escolarizados. A partir de los tres años se puede recurrir al orientador del centro escolar u otros profesionales. También es importante el apoyo y orientación a las familias que pueden dar las asociaciones, el tratamiento psicopedagógico y farmacológico, en caso de ser necesario, y la intervención psicológica.
Maribel Andrés, neurofisióloga clínica del Hospital Nisa Rey Don Jaime, destacó que «hace falta más cuidado en el diagnóstico» y apuntó que en la aparición de estos trastornos intervienen tanto factores biológicos y genéticos (estos se dan en un 57 por ciento de los casos) como factores psicosociales, entre los que puede haber carencias afectivas o problemas en la familia.
Los tratamientos son «multicontextuales». «Por una parte, con técnicas psicopedagógicas, instrucciones y habilidades sociales y por otra con psicofármacos».
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