El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) entendido como un trastorno del neurodesarrollo que afecta a nivel madurativo cerebral y a las áreas cognitivas del cerebro. Estas alteraciones en las áreas madurativas del cerebro se traducen en procesos subyacentes cognitivos disfuncionales que dan como resultado respuestas conductuales disfuncionales y desadaptativas.
El abanico de síntomas y comportamientos de los sujetos con TDAH es como consecuencia de los fallos en los procesos cognitivos, perceptivos, ejecutivos y neurobiológicos, siendo este abanico de comportamientos la expresión conductual y observable de un trastorno en el funcionamiento cognitivo (Artigas, 2009).
Los Modelos cognitivos explicativos para el TDAH, basados en las hipótesis cognitivas como origen del comportamiento final del TDAH, plantean que las alteraciones neurobiológicas y neurofuncionales de los afectados con TDAH se deberían a una desregulación de los procesos de control cognitivo se expresaría como déficit en una o varias funciones ejecutivas superiores.
Dichas funciones engloban procesos cognitivos de orden superior que alteran los procesamientos cognitivos y los procesos de aprendizaje y ejecución.
Estilos de procesamiento cognitivo en el TDAH
Los estilos cognitivos referidos al procesamiento de la información se refieren a la forma específica en que las personas reciben y procesan la información.
Existen dos vías de procesamiento cognitivo: el secuencial y el simultáneo. A pesar de las diferencias procedimentales, en ambos el procesamiento cognitivo requiere de varios factores para poder elaborar una respuesta final: análisis del entorno, percibir los elementos y estímulos que me rodean, integrar la información como un conjunto, valorar las posibles opciones de actuación y dar una respuesta controlada y consciente para producir la solución adecuada (Luria, 1974).
Los estudios realizados con niños hiperactivos parecen determinados que los niños y niñas con TDAH tienen mayores dificultades en su rendimiento académico y social porque tienen estilos cognitivos ineficaces o disfuncionales, en parte debido a que realizan de forma incorrecta este recorrido cognitivo.
Por lo general, los niños hiperactivos tienen un estilo cognitivo impulsivo, debido al fallo en el control para inhibir a respuesta (control inhibitorio), al déficit en la regulación de las emociones (autorregulación emocional), las limitaciones de campo perceptivo debido al déficit de atención, el pensamiento poco analítico y las deficiencias en el establecimiento de la relaciones causales y debido también a la presencia de rigidez cognitiva. Esta rigidez cognitiva en el procesamiento de la información se traduce en falta de flexibilidad cognitiva, es decir en la habilidad para cambiar rápidamente y de forma correcta de un pensamiento o acción a otro de acuerdo con las demandas del entono La flexibilidad cognitiva implica dos procesos: el primero es frenar la respuesta y/o actividad (inhibición) y la habilidad para ejecutar una respuesta alternativa más adecuada a la demanda del entorno (activación de una respuesta nueva) (Grattan y Eslinger, 1990). Las respuestas que caracterizan a los afectados por TDAH reflejan un fallo en estos dos procesos.
Los estilos cognitivos, que caracterizan y que se aprecian especialmente en el rendimiento académico y las tareas de funcionamiento cognitivo en los niños con TDAH son (Orjales, 1998):
- El predominio del procesamiento impulsivo sobre el procesamiento reflexivo: es decir, estaríamos hablando de un procesamiento automático frente a un procesamiento controlado y reflexivo. Los niños con TDAH se caracterizan por presentar impulsividad cognitiva (estilo cognitivo impulsivo) manifestada por rapidez, inexactitud y pobreza en el procesos de percepción y análisis de la información ante la presencia de tareas complejas. La impulsividad cognitiva se expresa en respuestas precipitadas, en planteamientos con información sesgada, en acciones y respuestas emocionales reactivas (reacciones emocionales desajustadas a los acontecimientos) dando como resultado un funcionamiento académico y social poco adaptativo. La impulsividad desde el concepto evolutivo de la madurez cerebral, es un acto que evoluciona desde la impulsividad cognitiva propia de la inmadurez en las etapas de desarrollo hacia una mayor reflexividad cognitiva en las tapas adultas (análisis de la información, planteamiento de alternativas, control de impulsos, uso del lenguaje interno, regulación de las emociones, etc.). En el caso de los afectados con TDAH, éstos reducen sus niveles de impulsividad cognitiva y conductual, pero a diferencia de los adultos sin TDAH muestran niveles más altos o respuestas más disfuncionales en sus comportamientos y acciones impulsivas y reactivas (Hopkins et. al, 1979.)
- El predominio del procesamiento global sobre el procesamiento detallado: los niños con TDAH tienen mayores dificultades para evaluar y analizar el entorno y sus carcaterísticas. Debido a las limitaciones atencionales, la atención y el foco sobre los estímulos ambientales es imparcial, por lo que las características y detalles del entorno muchas veces pasan desapercibidas. Estas construcciones de la realidad sesgadas dan como resultados interpretaciones de los acontecimientos desajustadas. Las interpretaciones las realizan desde perspectivas globales no integrando todos los elementos y toda la información en su análisis de los acontecimientos ofreciendo respuestas poco adaptativas y poco flexibles por la falta de información.
- El predomino del procesamiento visual frente al procesamiento auditivo: los niños y niñas con TDAH presentan una mayor facilidad para la integración de la información visual que la auditiva. El déficit de atención, la incapacidad para controlar el movimiento en el caso de los niños hiperactivos, la facilidad que presentan para la distractibilidad ambiental, hacen que se bloquean los canales de atención auditiva y por tanto la información presentada por estas vías no llegue en su totalidad, captando partes o fragmentos únicos del mensaje. El procesamiento visual indice en mayor medida en los aspectos motivacionales facilitando larepresentación visual de la información (conceptos) favoreciendo la captación del menasje y el sentido de éste.
- El predominio del procesamiento emocional frente al procesamiento analítico racional: las alteraciones en los procesamientos racionales, de abstracción, de comprensión y razonamiento, de procesamiento reflexivo y la desregulación emocional debido a la alteracion de las funciones ejecutivas que presentan estos niños/as , dan como resultado un predominio de las respuestas impulsivas y reactivas emocionales. Su pobre capacidad emocional les hace no tener control de las frustraciones y de las emociones (Barkley, 2006). El mal ajuste de las expectativas y la baja tolerancia a la frustración provocan respuestas emocionales desproporcionadas como rabia, lloros, peleas, tristeza, etc. La limitación en el procesamiento analítico provocan que los acontecimientos, los actos, los comportamientos de los demás sean gestionados desde el centro emocional, por lo que estos niños son más aprehensivos y sensibles a los cambios y las acciones de los demás sobre ellos.
Esto estilos cognitivos erróneos o disfuncionales que presentan los niños y niñas con TDAH provocan dificultades en el rendimiento intelectual, académico y social. Dando como resultado problemas en áreas académicas, problemas en la interacción social y problemas de conducta.
El trabajo y las intervenciones psicológicas y psicopedagógicas basadas en modelos cognitivos, terapias cognitivo-conductuales, modificación de conducta, entrenamiento en autoinstrucciones y control emocional y de la conducta ayudan a desarrollar corregir y potenciar estilos de procesamientos adecuados y correctos favoreciendo un mejor funcionamiento y un mejor rendimiento académico y social de estos niños.
BIBLIOGRAFÍA
Barkley, R. A. (2006). Attention Deficit Hyperactivity Disorder. 3ª Ed. Nueva York: The Guilford Press.
Grattan, L.M y Eslinger, P.J. (1990). Higher cognition and social behavior: cognitive flexibility and empathy after brain injury. Neuropsychology, 3: 175-185
Luria, A. (1974). El cerebro en acción. Barcelona: Martínez Roca
Orjales Villar, I.(1998). Déficit de Atención con Hiperactividad. Manual para padres y educadores. Ed. Colección Cepe: Madrid
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