El TDAH no es un mito:
Críticos sociales y algunos profesionales expertos y no expertos en el tema, afirman que el TDAH es un mito o, más específicamente, que los niños diagnosticados de TDAH son normales pero que los “etiquetan” como trastorno mental por la intolerancia de los padres y docentes o por la ansiedad cultural y parental en torno a la educación de los niños. Sin embargo, los estudios científicos han demostrado que se trata de un trastorno neurobiológico que se inicia en la edad infantil.
El TDAH no es sólo un trastorno infantil:
Si bien es en la infancia cuando se inicia, en muchos casos, este trastorno continúa presente en la adolescencia y en la edad adulta. En muchos casos, los síntomas de hiperactividad tienden a disminuir durante la infancia. Sin embargo, la inatención y en especial la impulsividad permanecen en adolescentes y adultos.
Existen diferencias entre las manifestaciones clínicas de niños y niñas con TDAH:
En efecto, las niñas con TDAH tienden a presentar mayor inatención y los niños mayor componente de hiperactividad-impulsividad. Se han llevado a cabo estudios que establecen la frecuencia en porcentajes de los subtipos de TDAH en función del género.
Los síntomas del TDAH pueden dificultar el aprendizaje o el desarrollo de un trabajo, pero no está clasificado como un trastorno de aprendizaje:
El deterioro académico se debe, con frecuencia, al propio TDAH. En otros casos, los problemas del aprendizaje están presentes y no pueden explicarse por el TDAH. En estos casos, será necesaria la exploración destinada a descartar trastornos específicos del aprendizaje.
Una persona no tiene TDAH simplemente por ser distraído o tener un comportamiento impulsivo:
Prácticamente todo el mundo tiene alguna distracción o un impulso de vez en cuando, sin embargo, eso no implica que padezcan TDAH. Es importante tener en cuenta que sólo un médico especializado puede realizar un diagnóstico de esta enfermedad.
La falta de disciplina, el exceso de televisión o videojuegos y el consumo de aditivos alimentarios, azúcar o edulcorantes, no son la causa del TDAH.
Son muchas las especulaciones que se han hecho respecto a la causa del TDAH. En particular, el mito relacionado con el consumo de aditivos alimentarios lo inició un profesor americano especialista en alergias, afirmando que las tasas de hiperactividad estaban aumentando en proporción al número de aditivos en los alimentos. La prensa siguió de cerca esta teoría contribuyendo a su difusión por el mundo. Sin embargo, los ensayos clínicos realizados para investigar esta teoría no son concluyentes.
No se recomienda por lo tanto eliminar los aditivos y colorantes artificiales como intervención sistemática para el TDAH. No obstante, si en su caso parece existir una asociación clara entre comidas o bebidas específicas y un patrón de comportamiento concreto, deberá llevar a cabo un diario de alimentos y comentar con su médico la posibilidad de que lo derive a un dietista.
Las repercusiones del TDAH no sólo afectan a los pacientes, sino también a sus familias.
Si el TDAH no es tratado o se trata inadecuadamente, puede asociarse a largo plazo con situaciones que impactan negativamente en la vida del afectado y de la sociedad, como menor dificultades en la escuela (menor rendimiento académico, incremento de las expulsiones del colegio o abandono escolar), aumento del consumo de distintos tóxicos, dificultades profesionales(menos cualificación profesional y dificultades para conservar un empleo estable), más accidentes de conducción, aumento de las visitas a urgencias por accidentes, mayor incidencia de divorcio e incluso incremento de la delincuencia.
Existe un alto riesgo de asociación con otros trastornos psiquiátricos:
Hasta un 85% de los casos de TDAH presentan otros trastornos psiquiátricos, como el trastorno negativista desafiante, los trastornos de aprendizaje, los trastornos por tics y los trastornos de ansiedad. El riesgo de presentar un trastorno de personalidad antisocial es cinco veces mayor en pacientes con historia de TDAH, riesgo asociado a la comorbilidad con un trastorno disocial previo.
La importancia de una detección precoz:
La detección precoz permitirá iniciar cuanto antes un tratamiento adecuado, fundamental para evitar trastornos asociados (mal rendimiento escolar, dificultades en sus relaciones sociales y trastornos de conducta). Se debe prestar especial atención a poblaciones de riesgo como son los niños conantecedentes familiares de TDAH, prematuridad, bajo peso al nacimiento, ingesta de tóxicos durante el embarazo y traumatismos craneoencefálicos graves.
EL TDAH a largo plazo:
Se puede decir que en la evolución del TDAH no existe un único pronóstico. Se han identificado tres grupos en la edad adulta:
pacientes cuyo funcionamiento es tan bueno como el de aquellos sin historia infantil de TDAH.
otros pacientes con psicopatología importante.
la mayoría de los casos, son aquellos pacientes que manifiestan ciertas dificultades para concentrarse, controlar sus impulsos y funcionar en un entorno social.
En diferentes niveles de hiperactividad e impulsividad los niños también pueden desarrollar más fácilmente una evolución antisocial, además de aumentar la posibilidad de desarrollar trastornos de la personalidad, o abusar de sustancias adictivas en la adolescencia tardía o en la edad adulta.
Fuente: TDAHYTU.ES
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